Para toda flota y sus gestores, como responsables de su seguridad, uno de los mayores desafíos es, sin duda, evitar siniestros viales. Los vehículos quedan fuera de servicio, los conductores pueden resultar heridos y, en general, una colisión de tráfico lleva a una gran cantidad de gastos inesperados. Sin olvidar que la empresa se expone al peligro de una demanda judicial potencialmente devastadora. Esto, como es lógico, ha llevado a muchos gestores a instalar cámaras en los vehículos de su flota.
Existen, de hecho, una serie de ventajas potenciales para instalar estas cámaras en el salpicadero, como pueden ser, demostrar que el conductor de su flota no ha sido el responsable de un accidente de cara a evitar una posible indemnización; o la posibilidad de monitorizar el comportamiento del conductor; así como poder utilizar la grabación para repasar la actitud al volante del profesional y formarle, posteriormente, en educación vial.
Sin embargo, ¿es este tipo de cámaras la única, o incluso la mejor solución para un gestor de flotas? Poder probar que su conductor no es el responsable de una colisión es útil, pero sin duda, tener la capacidad de evitar dicho siniestro es mucho más importante y valioso. En referencia a este punto, los sistemas de prevención de accidentes logran una notable reducción de las cifras de accidentes de tráfico, como prueban algunos estudios que aportan datos indiscutibles y sólidos. Un ejemplo claro es el último informe del Instituto de Seguros para la Seguridad en las Carreteras (Insurance Institute for Highway Safety IIHS, EE.UU), que demuestra que los vehículos equipados con la alerta de colisión frontal sufrieron un 27% menos de accidentes de este tipo -por alcance con el coche de delante-; mientras que los vehículos equipados con alertas de salida involuntaria de carril experimentaron una disminución del 11%, en este tipo de siniestro por salida de la vía.
Esto es fundamental en términos de retorno de la inversión (ROI), si atendemos a los datos que ofrece el Departamento de Trabajo de los EE. UU. (US Department of Labor), de acuerdo a los cuales, el coste medio por siniestro supone 14.670 euros ($ 16,500) a una flota, por lo que evitar una sola colisión, puede costear los sistemas de prevención de accidentes de múltiples vehículos.
Sin olvidar que esta tecnología puede también ayudar en otros asuntos destacados como son la reducción del consumo de combustible, y por tanto de sus costes, y como muestran otros estudios, en mejorar el comportamiento del conductor; mientras que hay poca evidencia sólida de cómo el uso de las citadas cámaras logran una mejora de la actitud al volante.
Esto puede deberse a las características de cada uno de estos dos sistemas: mientras que la grabación de la cámara del salpicadero se puede guardar y analizar posteriormente, el feedback de los sistemas de prevención de accidentes es inmediato.
Además, los sistemas de prevención de accidentes, cuando se combinan con la telemática, proporcionan datos específicos que permiten ser analizados de manera más eficiente. Por ejemplo, si se desea saber si un conductor no ha estado respetando la distancia de seguridad, usando la cámara, es necesario revisar horas de grabación para localizar los ejemplos exactos que se necesitan. Sin embargo, la tecnología de prevención de accidentes, junto con la telemática, facilita directamente la información relevante de manera sencilla.
Por supuesto, es importante tener en cuenta que estos dos sistemas pueden funcionar muy bien juntos, y no sustituir uno al otro. Pues, si bien la tecnología de prevención de accidentes ayuda a prevenir golpes, no puede controlar el comportamiento de los demás conductores, mientras que las cámaras del salpicadero resultan excelentes para documentar lo que realmente ha sucedido. Pero, al fin y al cabo, como gestor de flota cabe preguntarse ¿qué vale más, prevenir o curar?
